Jesús, al ver a su madre y junto a ella al descípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:
- Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dijo al descípulo:
- Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento, el descípulo lo recibió como suya. (Juan 19, 25-27.)
“Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18,20)